Estamos tan dormidos viviendo la vida desde afuera que muchas veces pensamos que estamos lejos de alcanzar todos nuestros sueños y anhelos. La buena noticia es que no estás tan lejos de vivir con plenitud. Simplemente necesitas reenfocarte en los pequeños detalles.
A menudo tu pasión está ahí, a la vuelta de la esquina. Sólo debes aprender a mirarle.
Vivir la vida que amas es más fácil de lo que imaginas. Puede que solo necesites darle valor a cosas que parecía que no lo tenían o simplemente mirar las cosas desde un lugar distinto.
Permite que fluya.
El fluir se refiere a aquellas actividades que nos apasionan y, cuando nos adentramos en ellas, perdemos la noción del tiempo: podemos pasar horas y olvidamos el mundo que nos rodea.
Pero cuidado con la idea de que se trata de encontrar nuestra “pasión”, como si hubiera una sola y fuera algo que está escondido vaya a saber en cuál recóndito rincón de nuestro ser...
Eso hace que si no se encuentra la pasión, nos sintamos desamparados. Por el contrario, el flujo se centra alrededor de una actividad que puede alimentarse y crecer en la medida en que uno se dedica más a ello.
Quizás en primera instancia sea muy difícil decidirse o hacer ese click con aquello que te ayudará a crear una nueva vida, sin embargo a continuación te dejaré algunas claves que te ayudarán en este proceso.
1. Usar bien el tiempo
Suele decirse que lo urgente no deja tiempo para lo importante. Es muy cierto. Y muy peligroso también. Si queremos hacer las cosas que nos gustan, el primer paso es tener tiempo para ellas. Para eso es necesario hacerlo deliberadamente, anotarlo en nuestras agendas y darle a estas actividades la misma importancia que nuestras obligaciones.
Por favor no las dejes para “cuando sobre algo de tiempo”.
2. Aprender cosas nuevas
“Si te aburres es porque ves siempre lo mismo, y si ves siempre lo mismo es porque sabes poco”
Creo que este diagnóstico puede aplicarse muy bien a la vida en general. Aprender es un modo de que el mundo se enriquezca.
Cuanto más sabes, cuanto más conoces, más detalles y matices puedes apreciar. La vida se vuelve entonces cada vez más interesante. El mundo en el que vivimos nos brinda la tarea de aprender con facilidades en otro tiempo inimaginables. Lo tienes a tu alcance.
3. Abandona tus quejas
La queja es uno de los peores enemigos de la vida. Nos convierte en seres inconformes y no nos lleva a encontrar soluciones óptimas.
Está claro que es una receta para pasarlo mal. Así que hay que esforzarse (un esfuerzo enorme, la verdad) para abandonar la queja.
La mejor manera de salir de la queja es focalizando en lo que sí puedo hacer y encarando esas acciones concretas.
4. Estar bien ocupados
Hacer nada es agotador. Una de las cosas que he comprobado una y otra vez en mi vida y mis sesiones de coaching es que la inactividad es la mayor causa de todos nuestros males.
Cuando, por alguna razón, lo que queremos hacer está impedido (como, por ejemplo, tener un empleo) es importante no quedarse a la espera de ello sino buscar algún modo de trabajar para mejorar las oportunidades para que suceda (como podría ser formarse en algún área) o desempeñar otra tarea mientras tanto (como podría ser pintar la casa).
5. Sanar nuestro círculo
Es importante poner énfasis en rodearse de aquellas personas que puedan aportar cosas positivas para nuestro proyecto y también para nuestro día a día.
Según los estudios más serios que se han realizado acerca del tema de la felicidad, una de las características que diferencia a las personas que se identifican como felices respecto de las que dicen no serlo es un círculo social que les aporta buenas energías.
En la práctica, para aquellos que no gozan ya de este círculo y que deben armarlo, el modo de hacerlo suele ser misterioso. Los espacios grupales pueden ser una buena forma de iniciar lazos con otros que comparten al menos un punto de interés con nosotros.
6. Confiar en el camino
Parecería que vivir la vida que nos gusta equivale a saltar de un placer a otro sin pensar en el después. No creo que ese enfoque funcione, al menos no por mucho tiempo. Si siempre elegimos las satisfacciones inmediatas, la mayoría de las veces nos quedaremos con satisfacciones efímeras y de poca importancia.
Las adicciones –a las sustancias o las actividades–: dan un placer instantáneo (o casi) pero efímero y banal.
Aprender a postergar la satisfacción y enfocarse en la construcción del camino permite llegar a mayores gratificaciones y más duraderas.
7. Abrirnos a evaluar de nuevo
Nos llenamos de ansiedad y temor frente a la perspectiva de ciertas situaciones frente a las cuales luego resulta que nos adaptamos bastante bien y, asimismo, trabajamos y nos esforzamos por cuestiones que, una vez alcanzadas, no nos brindan mayores satisfacciones.
No somos tan buenos como creemos a la hora de predecir qué nos hará felices y qué no por eso, necesitamos estar siempre dispuestos a reevaluar nuestras creencias respecto de lo que nos gusta o no, o de lo que nos hace realmente más felices o no: descubrir y sorprendernos con ello.
Nosotros mismos somos capaces de crear la vida que queremos pero debemos ser pacientes en ese proceso y sobre todo ser pacientes con nosotros mismos, entendiendo las señales y aprovechándonos de nuestras capacidades y habilidades.
An Medina