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Transforma tu dolor



"No es la carga la que nos pesa... Es la forma como la llevamos…

Los seres humanos perpetuamos nuestro dolor, lo mantenemos vivo cuando repasamos mentalmente una y otra vez nuestras heridas, al tiempo que exageramos nuestras heridas. Volvemos una y otra vez sobre los recuerdos dolorosos, quizás con el deseo inconsciente de que cambie la situación; pero no cambia”"- Séneca.

Siempre pasamos por momentos malos en nuestra vida, unos los superamos fácilmente, otros ya ni los recordamos, pero definitivamente en nosotros quedarán situaciones que nos marcaran para siempre.

Cuando nos encontramos en un episodio doloroso la pregunta del momento es, ¿Cuándo será el momento de que esto se acabe?

Y lo que poco entendemos es que nosotros mismos evitamos ese momento, lo vamos retrasando, porque nuestra mente se apega al pensamiento, al dolor, a la decepción y nos pasa la película una y otra vez.

El problema de todo esto es que nos hacemos muy reactivos y sensibles a situaciones que no nos permiten reaccionar de otra manera distinta, quizás porque ni siquiera sabemos qué queremos, qué necesitamos o simplemente qué debemos cambiar y a nuestro parecer lo conocido debe permanecer estático.

Si yo te pregunto, ¿Cómo reaccionamos las personas ante las situaciones?

Seguramente responderías, “Depende de cada persona”

Pues sí, porque en realidad el problema no es la reacción como tal, el problema es la misma persona que no sabe enfrentar la situación.

Aquí no se valen los lamentos y los quejidos y mucho menos las justificaciones, porque lo primero que hay que entender y aceptar es nuestra manera de reaccionar.

Y ¿de dónde viene esa reacción?

Viene de cómo la interpretas, es decir, de lo que esa situación es para ti. Si la interpretas de manera positiva estupendo, lo superarás rápido. Si la interpretas de manera negativa y con dolor, se convertirá en un horror. O dicho de otra manera, si la interpretas como buena, genial, si la interpretas como mala, es lo peor…y comienzan a aparecer pensamientos, uno tras otro, convirtiéndose en una pesadilla de pensamientos de nunca acabar.

¿Y la interpretación? Pues de toda una maraña de paradigmas mentales que son consecuencia de nuestra educación, vivencias y de nuestra trayectoria de vida.

En cualquier caso, de donde viene la interpretación no es lo importante porque en ocasiones, no tendremos ni idea. Lo importante es algo que se nos ha olvidado en todo esto, y es que podemos decidir.

Y sí, se nos ha olvidado que somos absolutamente libres de reaccionar como queramos y decidamos. Deberíamos pararnos y con esto en mente, preguntarnos, ¿cómo prefiero reaccionar ante esto? Y una vez esto, ser consecuente con esa reacción.

Y esto no significa que esas situaciones “negativas” no nos proporcionen momentos de “turbulencias”, pues claro que sí, hay y seguirá habiendo turbulencias en la vida. Lo que esto significa que es que tendrás control sobre tu mismo y no le entregarás ese poder a tu reacción. Yo decido después de la turbulencia que es humana, lo que hago después de eso:

¿Decido llorar? Bueno, eso ayudará a desahogar el momento. Pero, tendrás que entender que tampoco puedes pasar la vida entera llorando.

¿Decido pararme a respirar y ver qué puedo hacer que lo resuelva de la mejor manera? tendrá consecuencias pero sin duda, diferentes a lo anterior.

Evidentemente no es algo fácil, porque no estamos acostumbrados a tomar el control, siempre le regalamos el poder a la reacción.

Sin embargo, llenarte de lamentos, resentimientos y sobre todo malos pensamientos es lo que empeorará tu salud física como mental y el simple hecho de querer estar bien y levantarte del fondo es lo que debe darte fuerzas para continuar.

Siempre se los digo, la vida no es nada fácil creo que nadie se salva de momentos de horror, de sufrimientos, de pérdidas de hijos, esposos, ex y pare usted de contar.

El asunto aquí es entender que cada una de esas personas tuvo un objetivo muy en particular contigo y si no aceptamos eso entonces su paso por tu vida fue en vano.

Tendremos 2 opciones o seguir lamento tras lamento o decidir que ya es suficiente, hacerte más fuerte y honrar a tu enseñanza y sobre todo tu vida y aún sigues aquí por algún motivo será, ¿No?, entonces no pierdas la esperanza aún faltan más días por llegar.

Una vez alguien muy querido me dijo, transforma tu dolor en un arma que te cure, y empecé a escribir mis sentimientos y creo que me resultó.

Así que desde hoy empieza a trasformar cada espacio de dolor en aquello que te alivie y ayude a sanar tu dolor.

An Medina.

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