“Retírate dignamente… El olvido también es una forma de libertad”- Khail Gibran
Cuando estamos en una relación y de pronto nos empezamos a sentir un poco angustiados, intranquilos, ansiosos y poco seguros de nosotros mismos, sientes que das demasiado y que recibes poco, y te das cuenta que cada día que pasa te sientes frustrado porque ya no encuentras qué hacer para que algo cambie o simplemente sentirte mejor, entonces quiere decir que esa relación ha llegado a su final.
Muchas veces nos decimos: Pero ¿Cómo va a ser? Después de tanto luchar, y de tanto intentarlo no me puedo rendir… Y simplemente no te das cuenta de que ya no existe nada más por lo cual luchar.
En ocasiones nos encontramos en esta situación en la que no sabemos qué hacer ya que nuestra razón nos dice una cosa pero el corazón nos dice otra; es decir, sabemos claramente que debemos terminar una relación pero “no podemos” romper con el vínculo.
Estas cosas generalmente suceden porque hemos creado un lazo afectivo tan fuerte con la otra persona que se nos hace casi imposible salir de la relación. La idea es reconocer qué cosas son las que no nos dejan mantenernos firmes en nuestra decisión de terminar, liberándonos de esas cadenas emocionales y afectivas que nos mantienen atados a esa persona.
Lo primero que debemos hacer es tener la certeza de que quieres hacer algo por ti mismo, recuperarte como persona y levantarte, para seguir construyendo tu futuro. Para esto necesitas estar muy decidido y dispuesto a poner los medios que necesitas, ya que de otro modo, esta historia puede terminar en un círculo vicioso de nunca acabar y cada vez será más difícil romper los vínculos.
Después de esto, hay que analizar muy bien la situación, siendo lo más sinceros con nosotros mismos. Si te das cuenta de que no te sientes tranquilo y de pronto te viste envuelto en situaciones que sabes que no te llevarán a nada bueno, entonces lo que hay que hacer es cortar de raíz con el problema.
Aunque te cueste mucho, aunque te duela en el alma, te darás cuenta que es lo mejor para ti, para tu salud emocional y mental.
Sé que es muy difícil y a veces incluso nos parece imposible cuando hemos dado demasiado y no tenemos el valor para separarnos de una persona que ha marcado tanto nuestras vidas. Pero cuando lo piensas bien, cuando pones en una balanza todas las cosas dañinas que te ha hecho, todas las veces que te ha fallado o decepcionado frente a los relativamente pocos “momentos bonitos” que han pasado, te das cuenta que no ha marcado tu vida para bien, sino todo lo contrario. Cuando esa relación te genera inseguridad y malestar, es hora de terminar y cortar la relación.
No se va acabar el mundo, tampoco será la única persona que va a quererte en este planeta, debes concentrar toda tu energía en ti y quitársela al otro.
¿Cómo puedo hacer esto?
Cuando concentras tu energía en ti mismo, te das cuenta de todas aquellas cosas que tienen que cambiar para ti, te das cuenta de que todo lo que tienes está bien alejado de lo que quieres, te das cuenta de tus frustraciones e inseguridades, te das cuenta de que estas batallando una lucha sabiéndote ya perdedor.
Si estas en una situación de esta índole, debes tener muy en cuenta que la responsabilidad de cambiar no es del otro, el otro no tiene que entregarte nada, no debe dejar o empezar a hacer cosas, no hay condiciones para continuar, porque lo único que debe suceder es el cambio interno individual que te llevará a entender el por qué no funciona, el por qué no estas recibiendo y en qué te estas fijando.
El cambio solamente está en nosotros mismos, y el compromiso debe ser con nosotros mismos a colocar por encima de cualquier cosa o persona todo lo que nos de felicidad, serenidad y esperanzas y no en algo que de por sí está destinado a fracasar.
Cuando una relación es sana, estable y prospera no hay batallas que ganar, sólo hay luchas que te unen y te hacen crecer y apostar a lo que se tiene.
Que sea un momento para entender que la mejor lucha es la que se le gana a la costumbre, al ego y a la zona de comodidad y que retirarse dignamente es lo que te ahorrará mucho llanto y dolores de cabeza pero sobre todo encontrarás la felicidad.
An Medina