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Múdate del Pasado



Si nos diéramos cuenta que el pasado, como el futuro, son solo tiempos, viviríamos nuestro presente con más entusiasmo y dedicaríamos menos tiempo a cosas que ya no existen o que aún no han llegado. Sin embargo, muchas personas pasan mucho tiempo de su vida (PRESENTE) sumergidos en las tristezas del pasado o en la ansiedad del futuro.

Hay historias en nuestras vidas que han sido tan importantes, o eso creemos, que no nos dejan seguir adelante o no queremos seguir adelante sin ellas. Los recuerdos nos acompañan y nos dan un sentido a nuestra existencia. Por eso los conservamos, aún cuando son nocivos.

El pasado, además de marcar a la persona, la condiciona hacia el futuro. Una persona que quedó sumergida en un dolor sentimental no abre su mundo a nuevas experiencias. Como el temor al vacío es tremendo, es preferible un mal recuerdo que nada. Ahora, claro, un mal recuerdo no abre opciones.

Cuando alguien pasa por una pérdida afectiva, muerte de un ser querido, separación o distanciamiento, el dolor es tan fuerte que de algún modo la persona quiere no perder algo, al menos el recuerdo.

Los que están a su alrededor intentan ayudarle a que olvide el “mal momento” o la “mala persona” que los dañó. Pero el que vive la pérdida necesita un tiempo para entender y aceptar que el otro ya no está. Pocas personas tienen la capacidad de darse cuenta que el momento es ahora, que el presente es INEVITABLE.

Para dejar el pasado tenemos que enfrentar el presente, que en el momento de la pérdida suele ser terrible. Imagina que alguien perdió a su ser más querido, ¿qué presente tiene? La ausencia. Ante eso lo que queremos es huir, huir de la ausencia y un modo de hacerlo es recordar. Entonces nos enojamos con él, con ella o con la vida, y la perpetuamos recurriendo a los recuerdos.

Nos repetimos mil veces es muy difícil no sé qué hacer, aquí te recomendaré algo muy sencillo y muy efectivo: Mudarte del Pasado.

Mudarte del pasado simplemente es correr el recuerdo de lugar. No olvidarlo, ponerlo en otro lugar, como si tuviéramos un mueble viejo, que no aporta nada, pero no queremos dejarlo. Entonces lo primero sería ponerlo en un lugar de la casa que no moleste. De ese modo, no nos desprendemos de él, sólo lo cambiamos de lugar.

Luego, cuando se esté convencido que no sirve, entonces recién sacarlo, porque por alguna razón ya no hay lugar para el viejo mueble. Algunos preferirán conservarlo porque piensan que otro no será igual, o mejor, o no podrán conseguirlo.

Otros, en cambio se animarán a moverlo para ver qué otra cosa sucede, pero para eso es necesaria cierta cuota de esperanza. Saber que algo nuevo puede ocurrir y que la vida no está atada a un solo mueble. Si fuera así, eso que perdimos es literalmente un mueble. Pero la vida no es un mueble, es viva, móvil y distinta cada día. ¿O no es así?

Uso esta metáfora para que aprendamos qué nos pasa y qué podemos hacer como primer paso. Es el paso más difícil (aunque suene fácil) y el más importante, el que va a mover al resto. Ayudar a correr el mueble sería ese primer paso, y eso es empezar el duelo.

¿Cómo superar el pasado entonces?

Cada quien tiene un proceso diferente, y hay casos tan dolorosos en que este proceso no es simple. Sin embargo, es posible y todo empieza con la intención. Si usted realmente quiere sobreponerse a experiencias pasadas, ya ha tomado el primer paso hacia un presente y futuro más feliz.

El pasado ya no existe. Una frase tan simple e incluso tan obvia, pero que a muchos se nos olvida. Por mucho que hayamos sufrido en el pasado, la realidad es que ahora, en este momento, somos libres de esas experiencias.

Aun si sufrimos las consecuencias de lo que nos haya pasado, no debemos permitirnos recrear emociones que van atadas a un evento que ya no nos está ocurriendo.

Si al recordar el pasado recreas sentimientos de ira, angustia, dolor o desesperación, toma una pausa para reconocer las emociones que se dan en ese momento, y debes empezar a darte cuenta que la fuente de dichas emociones ya no es una realidad - a menos que tú lo permitas.

¿De qué sirve pensar en lo que pudo ser o en lo que pasó? ¿Cambiará eso realmente el pasado? ¿De qué le sirve buscar fórmulas o incluso soluciones para algo que ya quedó atrás? ¿Estás arrepentido? ¿De qué sirve torturarte?

Lo único que el arrepentimiento hace es llenarnos de culpa y hacernos revivir un pasado que ya no es realidad. Aún más, el peligro del arrepentimiento es que nos roba del presente…

Ya basta de arrepentimientos con ello nada podrás cambiar, empieza a usar tu tiempo mejor en perdonarte, aceptar y entender que ya esas situaciones no las puedes cambiar…. Hay que pasar la página y entender que lo que pasó quedó atrás.

Para sanar y superar el pasado debemos entender que seguir viviendo en el pasado nos llevará a la peor de las depresiones, aprendamos la lección y sigamos adelante es la mejor manera de transformar nuestra realidad.

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