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La certeza de la mente



¿Cuál es la fuerza que determina lo que intentamos o dejamos de intentar para lograr algo en la vida? Son nuestras creencias acerca de lo que somos capaces de hacer, lo que hace posible e imposible, lo que somos, en definitiva.

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¿Son negativas tus perspectivas de tu propia vida? ¿Qué consecuencias ha tenido esto en ti? ¿Cuáles son las creencias positivas que han contribuido en dar forma a tu vida? ¿Qué expectativas nuevas y positivas puedes establecer para ti y los que te rodean?

Durante miles de años, se sabía que ningún ser humano podía correr una milla en cuatro minutos; era físicamente imposible. Pero Roger Bannister demostró lo contrario cuando corrió una milla en 3 min 59 s. ¿Cómo lo hizo? Visualizó mentalmente su triunfo con tanta intensidad que su certeza transmitió a su cerebro una orden inequívoca y consiguió unos resultados físicos a la altura de su aspiración. Siguiendo los pasos de Bannister y su confianza en poder hacerlo, varios otros corredores consiguieron repetir su hazaña en menos de un año.

¿Cuál es la barrera que necesitas romper? ¿Qué es aquello que, desde tu perspectiva actual, te parece imposible pero que si tuvieras la certeza de que se puede hacer -y lo hicieras- no sólo cambiaría tu vida sino también las vidas de los que te rodean?

Normalmente, la gente piensa que son los acontecimientos los responsables de sus circunstancias en la vida. Pero lo que realmente da forma a nuestra vida es el significado que damos a las cosas.

¿Por qué hacemos lo que hacemos? Es una cuestión de convicciones. Por increíble que parezca, si la gente se creyera capaz de curar una enfermedad trepanando el cráneo, lo haría (y, de hecho, lo hizo), al margen de que esta creencia estuviera bien fundada o no. Y si creyera que su felicidad depende de la ayuda que presta a los demás, su motivación sería igualmente grande.

Las convicciones son las que marcan la diferencia entre una vida desdichada y otra de gozosa contribución a la sociedad. Las convicciones son las que distinguen a los Mozart de los Manson, las que impulsan a algunas personas al heroísmo y a otras a la ensoñación pasiva de lo que podría haber sido su vida.

¿Cuáles son las convicciones que motivan los actos de las personas que te rodean? ¿Qué creencias compartes con tus compañeros de trabajo? ¿Con tus hijos? ¿Con tus padres? ¿En cuáles discrepas?

Cada vez que te ocurre algo, tu mente se plantea dos preguntas: ¿Es esto doloroso o placentero? ¿Qué debo hacer para evitar el dolor y/o conseguir placer? Las respuestas se basan en generalizaciones, en lo que tú crees que ha de conducirte al placer o al dolor. Mientras que estas circunstancias nos permiten situarnos y actuar, también pueden ser graves impedimentos en nuestras vidas. Hay personas, por ejemplo, que se consideran generalmente incompetentes porque, en alguna ocasión, no supieron estar a la altura de las circunstancias. Desgraciadamente, las generalizaciones se pueden convertir en profecías cumplidas.

Piensa en las definiciones limitadoras que puedes haber dado de ti mismo o de personas de tu entorno. ¿Son realmente bien fundadas? ¿No admiten excepciones? ¿Sería posible que tu generalización sea demasiado general?

Las cosas sólo tienen en la vida el significado que nosotros hayamos querido darles. Por causa de sufrimientos pasados, algunas personas llegan a pensar: «Jamás me volveré a enamorar, jamás volveré a sentirme completo». Pero otras han demostrado el poder transformador de las actitudes más positivas: «Ya que he sido víctima de una injusticia, voy a ser más sensible a las necesidades de los demás», o «He perdido a un hijo y quiero trabajar para que el mundo sea un lugar menos peligroso».

Pase lo que pase, todos nosotros tenemos la capacidad de generar significados positivos. Revoluciona tu vida atribuyendo un significado nuevo a tus experiencias pasadas.

Las convicciones tienen un poder creativo pero también un poder destructivo. Dada su enorme influencia en nuestras vidas, debemos comprender estas tres cosas:

1) La mayoría de la gente no decide conscientemente cuáles serán sus convicciones.

2) A menudo, estas convicciones derivan de una interpretación errónea del pasado.

3) Una vez adoptada una convicción, lo que nos sugiere va a misa y tendemos a olvidarnos de que sólo se trata de un punto de vista.

Una convicción no es más que la certeza de que el significado que atribuirnos a las cosas es verdadero. Si, por ejemplo, te crees inteligente, esto es más que una idea. Estás seguro de que eres inteligente. ¿De dónde viene esta certeza?

Imagínate que las ideas son como la superficie de una mesa. Sin patas, no hay nada que la sostenga. Para convertirse en convicción, la idea-mesa ha de adquirir patas. Estas patas -las certezas- se adquieren por referencia a experiencias pasadas. Si, por ejemplo, te crees inteligente, es muy probable que hayas

tenido la experiencia (punto de referencia) de haber sido un buen alumno, considerado como una persona lista, etcétera.

Sin embargo, nuestro pasado no es la única fuente de certezas. Como hizo Roger Bannister, podemos usar la imaginación para crear referencias -y certezas- de cosas que aún nos quedan por intentar.

Podemos convertir cualquier idea en convicción si aportamos suficientes referencias para sostenerla.

¿Cuál de las siguientes afirmaciones es cierta?

1) La gente es básicamente honesta y decente.

2) La gente es deshonesta y sólo se preocupa de sí misma.

¿No tienes suficientes experiencias (referencias) que te permitirían creer que la gente es un asco, si así lo quisieras? Si te centraras en otras experiencias, ¿no podrías con igual facilidad encontrar pruebas de su honestidad?

¿Cuál de las dos convicciones tiene una base verdadera? La que tú plasmes será la verdadera para ti.

Mientras que las certezas inquebrantables pueden ayudarte a conseguir grandes cosas, también tienen la capacidad de cegarte a un tipo de información que podría cambiar tu vida para siempre.

¿Has conocido alguna vez a alguien que, impulsado por su necesidad de mantener sus convicciones, se negara a escuchar ideas nuevas?

Las convicciones son el motor de nuestros actos. Unas afectan sólo a un aspecto de nuestras vidas y otras son más generales. La convicción concreta, por ejemplo, de que «John es deshonesto» sólo afectaría a tus relaciones con él, pero la certeza de que «la gente es deshonesta» tendría repercusiones mucho más amplias.

Las convicciones globales como ésta suelen basarse en alguna generalización antigua, hecha en circunstancias extremas. Es posible que no nos acordemos de ella pero aún permitimos que dirija nuestras decisiones inconscientemente.

El efecto de estas convicciones puede no conocer límites pero no tiene por qué ser negativo. Al cambiar una certeza global, cambiarás para mejor todos y cada uno de los aspectos de tu vida.

Las convicciones pueden ser increíblemente motivadoras o insospechadamente destructivas. ¿Cuáles de tus creencias no son más que opiniones? ¿En cuáles te reafirmas más? ¿Se acerca alguna al nivel de la convicción?

Tomado del libro: Pasos de Gigante. Autor: Anthony Robbins

Por ello siempre se habla de que todo está en nuestra mente, en nuestras creencias, en nuestras reacciones, porque quizás sea muy complicado de entender lo que acá nos cuenta Anthony Robbins, pero si analizamos más allá entenderemos que cada cosa que nos sucede es para aprender a ver el mensaje y lo que nos llevará a ser aquello que nos merecemos ser.

Tus certezas te definen, por ello de hoy en adelante ten paciencia y confía, porque no importa cuántas veces te hayas equivocado o cuanto hayas sufrido, lo que debe importarte de hoy en adelante es el cómo puedes transformar tu vida.

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