Todo en ti es único e importa cada detalle de ti, pero es posible que, al compararte con los demás, quisieras tener más dinero, una mejor casa, el auto del año, tener más estatura, verte mejor, tener ojos azules o verdes, tener más cabello o de otro color y un sin fin de tópicos que simplemente te pueden agobiar; por lo que te digo, es mejor que dejes de compararte, que dejes de mirar las realidades ajenas porque no son las tuyas y que, reconociendo tus bondades, bendiciones, habilidades, posibilidades, empieces a enfocarte en lograr todo lo que puedes, agradeciendo lo que tienes y sabiendo que eres perfectamente imperfecto, que eres una obra maestra.
Cuando reconoces esto, en primer lugar, por simple que parezca, abres tus caminos a nuevas posibilidades, nuevas puertas empiezan a ponerse en frente a ti y comienzan a abrirte. Como tú te ves y te amas, así te verán los demás y te amarán. Si tu te ves como poca cosa, que no vales, que nadie dará ni cinco centimos por ti y que ni al caso entender porque estás en esta vida, así te verán los demás. Pero si tú, empiezas a reconocer, asumir y por ende ACEPTARTE lo que eres y con lo que vienes equipado y por lo cual ENTENDER que nadie en este mundo puede competir contigo porque eres único, entonces empezarás a creer en ti y los demás creerán en ti.
Debes sentir orgullo de la persona que eres, ya que, te repito, como bien dicen y es una verdad absoluta: de la forma que tú quieres que te vea el mundo así te observarán.
Cuando te amas, te aceptas, sabes que mereces lo mejor, lo asumes, lo crees y lo proyectas y es entonces cuando la vida, Dios, el universo, la fuente, o como le llames trae hacia ti nuevas oportunidades y los sueños dejan de ser efímeros y se tornan realidades.
Si bien es cierto, no siempre nuestros días brindan lo que esperamos y a veces nuestra vida toma rumbos imprevisibles, más que preguntarte constantemente por qué tu vida se ha tornado como es ahora o por qué no es como la de tu semejante -ya sea tu mejor amigo, conocido, familiar, compañero de trabajo- acepta el camino abierto que tienes por delante con todas tus capacidades para lograr lo que deseas.
Recuerda aquellos momentos atrás en los que superaste grandes dudas, conflictos, retos, en los que muchas de tus ahora realidades eran sueños, planes, proyectos, metas.
Recuerda cuando triunfaste en algo que creías imposible. Tú eres esa misma persona, con esas mismas cualidades y dones, y continuarás venciendo e imponiéndote. No lo olvides, no lo cambies, no dejes de creer.
Cree en ti mismo y entiende que hay algo dentro de ti mayor que cualquier obstáculo. Todos tenemos adentro una brújula que nos conduce a donde anhelamos. No olvides confiar en tu brújula, consúltala a menudo, porque el conocer su presencia te dará fortaleza para lo que la vida te depare.
No elijas permitir que te desvíen. Pídele la verdad a tu corazón, y te dará la respuesta y el discernimiento para tomar las decisiones que son para ti.
Como bien dicen Wayne W. Dyer: "si crees totalmente en ti mismo, no habrá nada que esté fuera de tus posibilidades". O bien, como ha dicho Cynthia Kersey: "cree en ti mismo y llegará un día en que otros no tendrán más remedio que creer en ti".
Si tú crees en ti, no importa lo que diga el resto. Estas aquí para hacerlo, no para escuchar opiniones o mejor dicho: críticas. Si crees en ti mismo no necesitas q nadie apruebe tus decisiones y planes. La confianza en ti mismo es suficiente para emprender vuelo.
No olvides que todo esfuerzo es inútil si no crees en ti. Intenta decir algo tan sencillo como: "Yo creo en mí mismo". No siempre es fácil pero, si tú no crees en ti mismo, ¿quién lo hará?
Puedes tener éxito aun cuando nadie crea en ti, pero nunca lo tendrás si no crees en ti. Persigue tus sueños y siempre cree en ti. Pon tus ojos en las estrellas y la esperanza en tu corazón. Ocúpate de tu persona, sé tu propio maestro, cree en ti.
¿Cómo puedes creer más en ti?
Deja de estar pensando en las cosas que están mal, en lo que no puedes hacer, en los errores cometidos. Centra tus energías en lo que sí vale la pena, en tus fortalezas, en tus dones y capacidades, en todas las nuevas oportunidades que puedes crear.
"No puedo", "Es imposible", "Es tan difícil", "Me cuesta", "Si yo fuera capaz...", "Si tuviera, fuera, hiciera... podría", "Ojalá me alcanzara", y tantos otros... ¡Fuera estos pensamientos negativos que lo único que hacen es mantenerte paralizado! Deja de tener pensamientos, palabras negativos sobre ti mismo, deja de centrarte en los llamados defectos, empieza a pensar en los aspectos positivos.
Repite mañana, tarde y noche frases positivas: "lo puedo hacer", "tengo capacidad para realizar este trabajo...", "lo estoy logrando". Al afirmar cambias tus patrones de pensamientos y por ende de sentimientos.
Considera los que muchos llaman errores como lecciones de aprendizaje y avanza no te quedes en el papel de "pobre de mí", "¿por qué a mí?".
Las creencias son los pensamientos que nos creemos que son ciertos. Si aprendes a manejar tus creencias, esa y no otra, es la clave para comenzar a crear la vida que deseas tener a todo nivel.
Atrévete, considera nuevas cosas, descubre nuevos talentos ocultos, date oportunidades de hacer algo que nunca te habías atrevido. Disfruta de las habilidades que con el tiempo has desarrollado en la vida, reconócete.
No tengas miedo de ser tú mismo, de expresar tus ideas, valores, opiniones. Concédete el derecho a tener opiniones, pensamientos o actuaciones. Y aprópiatelas sin denigrarlas nunca ni negarlas.
Lo que los demás piensen de ti no tiene que importarte. Lo que otros digan sobre ti no te define. Tienes que creer en ti mismo cuando nadie más lo haga porque eso te convertirá en ganador.