“El silencio contesta las preguntas, a las que el ruido no encuentra respuesta”- Swami Parthasarathy.
El Silencio es una herramienta que puede ayudarnos y servirnos de mucho en cualquier situación de nuestra vida, porque te enseña a verla desde una mejor perspectiva.
En mi caso, a medida que fui aplicando el Silencio, fui aprendiendo que hay cosas en las que es mejor ceder, cosas en las que no te afecta en nada callar y en las que todos ganan más al hacerse un poco de la vista gorda y no darle tanta importancia.
Mi primer encuentro con este dilema fue cuando estudié “Un Curso de Milagros” y se me quedó por dentro la pregunta: “¿Qué prefieres Ser feliz, o tener razón?”
Ahora cada vez que veo un conflicto, trato de elegir ser feliz, de conservar mi paz. Ya no discuto, ni me altero como solía hacerlo antes, pues el silencio eliminó dentro de mi la necesidad de tener la razón.
Si quieres callar el ruido exterior y empezar a tener tu propio tiempo de silencio puedes seguir los siguientes pasos:
1.- Selecciona un momento del día donde puedas estar a solas.
2.- Entra en pequeños períodos de silencio.
Para tener momentos de silencios debes empezar con intervalos muy breves, por ejemplo, decides a las 6am permanecer 30 segundos en silencio, tomando en cuenta, que este no se trata de que sólo por tu boca no salgan palabras si no también que tu mente entre en calma. Es decir, el silencio también debe ser mental.
3.- Una vez que puedas entrar completamente en silencio en el pequeño intervalo de tiempo seleccionado por ti, lo vas incrementando. Pueden ser 15 segundos más.
Si crees que ya empiezas a dominar la técnica y puedes extender tu intervalo a períodos más largos… ¡Felicidades, estarás Meditando!
Como lo ves el silencio traerá mucha calma y bienestar a tu vida, pues te ayudará a estar más consciente de tu proceso y de todas las cosas que debes mejorar.
Pero, muchas veces confundimos este silencio con quedarnos callados ante todo, pues la idea de esto tampoco es que permitas injusticias o sufrimientos para tu vida callándote todo lo que piensas.
Dicen por ahí que el mundo va tomando el rumbo de los que levantan la voz, para bien o para mal. Entonces, hagamos que nuestras vidas contribuyan en algo que resuene, con nosotros, con nuestra alma y con lo que creamos que es bueno.
Podemos permanecer en paz aún diciendo lo que pensamos. Podemos seguir siendo felices aunque tengamos diferencias de opinión con las personas. Y también cuando tratamos de mostrar nuestro punto de vista. Es que de hecho, lo que nos hará ser feliz es ser cada día más coherentes y congruentes con nosotros mismos.
Lo importante, es dejar de tener expectativas, es decir, desapegarnos a los resultados. Luchar siempre con todas nuestras ganas por lo que queremos, sin esperar ver los frutos inmediatamente. Porque las acciones no dependen de los resultados que obtenemos, sino de la razón por la cual las realizamos.
Entonces, no deberíamos estar buscando más tener razón, pero lo que sí debemos hacer constantemente es encontrar y serle fiel a todo aquello que resuene con nuestra alma, para ser coherentes y congruentes con nuestras acciones, y ser participes en el cambio por ser la mejor versión de nosotros mismos cada día.
Debemos tener claro que a veces no sólo somos indiferentes, sino que también tenemos miedo. Miedo a la crítica, a la burla, al rechazo, al que dirán… No puedo decir que siempre vamos a vencerlo, pero el deber ser es seguirlo intentando.
Permítete momentos de silencios para que puedas abrir los ojos y la mente a nuevas perspectivas. Porque el mundo no es de los que tienen la razón, es de aquellos que aprenden a ser feliz a pesar de no tenerla.