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An Medina

Soledad… Bendita seas



La soledad, es una de las necesidades más altas que como seres humanos debemos cubrir, pero, por ignorancia del hombre se ha convertido en algo a que temer y poco desear.

Todos nuestros conocimientos, valores, creencias son heredados de nuestra familia o sociedad, y/o domesticados a través de libros, novelas, radio o la televisión, teatro, poesía, música; medios a través de los cuales contemplamos a la soledad desde una perspectiva negativa, como si se tratara de un fantasma que amenaza con caer sobre nosotros en cualquier momento, envolviéndonos en un aura de tristeza y pesimismo.

Todos tenemos diferentes conceptos acerca de la Soledad. Pero, según el diccionario de la Real Academia Española, Soledad se define como: “carencia voluntaria o involuntaria de compañía”.

Quizás este sea un término muy ligero, porque a mi modo de ver habría que considerarla tanto en tiempo como en espacio. Por ejemplo, puede que estés solo porque debes estudiar o trabajar en otra ciudad por un tiempo determinado o que tu soledad esté limitada al lugar donde vives.

Pero estos no son los únicos casos, porque como todo en la vida, hay sus excepciones como la de los monjes que en búsqueda de la iluminación, la Divinidad y su unión con el universo, permanecen aislados durante años.

Si intentamos clasificar a la Soledad, nos damos cuenta que ésta puede ser física o mental.

  • FÍSICA: Cuando no te haces rodear de gente,

  • MENTAL: Cuando, a pesar de estar en un sitio repleto de personas, logras un nivel de concentración tal que te permite ignorar las distracciones externas

En el tiempo que llevo tratando con personas, me he dado cuenta que la soledad más común es la mental, la que es generada por nuestras emociones; comúnmente la tristeza.

Cuando la soledad viene acompañada de tristeza, es quizás porque teníamos la idea que alguien iba a darnos algo que nosotros, por sí mismos, creíamos imposible conseguir y nos quedamos pegados en la idea de haber perdido ese algo que era tuyo.

Y es simplemente eso, nos quedamos pegados, nos dejamos derrotar por lo malo que nos sucede, y no entendemos que la soledad es ese momento único con nosotros mismos, donde podemos conocernos mejor, donde podemos saber que nos gusta ahora y qué no, que somos capaces de aguantar y qué no, que somos capaces de hacer y qué no.

La soledad es la herramienta más potente para sanarte, cambiarte y transformarte, y ¿Por qué no? Es súper útil hasta para descansar.

En lo personal, a mi me gusta estar sola. Caminar sin rumbo, reflexionar sentada frente a una agradable vista, dejando que la brisa alborote mis cabellos. Entrar en contacto con el sol, permitiéndole que me caliente los huesos y recibiendo una dosis de vitamina D. O tumbarme bajo la luz de luna, imaginando cuántos antes que yo habrán tratado de hacer recuento de las estrellas.

Me encanta ese momento único en que las palabras sobran. Basta fundirse con la vida que nos rodea, mirar hacia el interior, para encontrar esa paz que con demasiada frecuencia se nos va de las manos.

Si no te opones, y dejas de aferrarte a lo externo, te darás cuenta de que la soledad puede ser una gran bendición en tu vida, pues sólo ella puede regalarte los mejores momentos contigo mismo.

En un momento de soledad no te resistas, no será el fin del mundo, será el inicio de uno mejor.

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