“La primera gran lección de la vida es aprender que el invierno siempre vendrá; no únicamente el invierno del frío, del viento, del hielo, de la nieve, sino el invierno de la desesperación humana y la soledad, desilusión o tragedia. Es en el invierno cuando las plegarias no son respondidas. (...) Para aquellos que estaban preparados, que plantaron abundantemente en la primavera, que cuidaron sus cultivos durante el verano, y que cosecharon masivamente durante el otoño, el invierno será otra estación de aprendizaje”- Jim Rhon
Todos pasamos por cosas malas y difíciles en nuestra vida, no entendemos por qué nos sucede eso, y menos creemos que en serio traiga algo bueno escondido, si ese invierno de cosas terribles lo único que significa es dolor.
Y es que, lo único que aún no entendemos es que la verdadera capacidad de aprender no surge sólo de memorizar, relacionar o teorizar. Tampoco por seguir un método estricto o copiar a un experto. Aprender supone comprender, captar, darse cuenta o entender algo nuevo, algo que no se comprendía previamente.
Para resolver aquello que nos angustia, que nos hace sufrir, es necesario que aprender a indagar dentro y fuera de nosotros mismos. Debemos explorar, descubrir, entender, investigar sobre nuestra realidad. Y enfrentar todo lo que guardamos en nuestro interior.
Con lo primero que nos topamos es con: El miedo a no saber
Y para que la curiosidad florezca, debemos permitirnos estar en un estado de no saber, sin ideas previas o dirección trazada, sin conclusiones preestablecidas. Tenemos que ser capaces de reconocer, profundamente, que no sabemos. Porque ese extraordinario estado de no saber, es el comienzo del entendimiento.
Sin embargo, se suele tener miedo a no saber. Temor al juicio de los demás, a que os vean torpes, o a sentiros nosotros mismos ignorantes. Por temor al menosprecio.
Ese temor, incomodidad, inseguridad… , va a ser un obstáculo en nuestro aprendizaje y, por tanto, debemos explorarlo y aprender a resolverlo de la misma manera que cualquier otro conflicto.
Aprender no es algo limitado a la infancia o juventud, ni a las aulas o universidades. Y para aprender algo nuevo, hay que vivir como quien viaja al extranjero por primera vez, con curiosidad y ojos nuevos.
Podemos comenzar por preguntaros cómo lo vamos a hacer y por dónde comenzaremos nuestra investigación de la realidad, investigación que nos incluye a nosotros y a todo lo que nos rodea. Por eso muchas veces les digo que siempre es necesario transformar y cuando cambiamos la mirada estamos empezando ese nuevo camino transformador.
Lo primero que debemos hacer es comenzar por aquellas cosas que nos producen malestar. O bien por observar la vida cotidiana tal y cómo es, sin intervenir ni cambiar nada. Observaremos cómo nos relacionamos con lo que nos rodea, obsérvalo, sólo observa…, sin juicios ni pensamientos, empieza a darte cuenta cómo actúas y cómo ocupas tu tiempo. Sin obsesionarse, disfrutando de la investigación, como quien da un paseo. Pero, este será por tu propia vida.
Para empezar a transformar, es mejor no intentar mejorar inmediatamente lo que vemos negativo, sólo tenemos que observar lo que ocurre, tal y cómo ocurre. Y cada descubrimiento, es decir, cada vez que uno se da cuenta de algo que antes pasaba desapercibido, es un fruto en la investigación.
Darse cuenta y cambiar, van de la mano. Y aunque en un principio parezca que lo descubierto no es importante o que no va a tener efecto alguno, cada descubrimiento, por ínfimo que parezca, es un aporte de información correcta a nuestra mente, información que nos acerca al restablecimiento y comprensión de la realidad y, por tanto, al origen y la solución de nuestros conflictos.
Por ejemplo, uno puede darse cuenta de que suele rehuir a una persona y que no era muy consciente de ello. El siguiente paso sería tratar de profundizar en el origen de ese rechazo, sin permitirse una explicación rápida o superficial, sino buscando en sí mismo lo que lo produce.
O puede descubrir que hay cosas en las que siempre ha evitado pensar. O descubrir qué es el aburrimiento, que en realidad es una huida de alguna emoción producida por una situación concreta. El siguiente paso, en este caso, sería descubrir cómo abordar la emoción para no escapar de ella.
Esta forma de abordar los conflictos, que habitualmente atenazan y requieren urgencia por encontrarles una solución, produce mejorías desde el primer momento. Produce cambios permanentes desde el primer intento. Cambios que, si se continúan observando con curiosidad y entendiendo, se sucederán cada día. Descubrimientos sobre la realidad que irán conformando un nuevo rumbo en nuestras vidas.
Quizás en te parezca muy profundo este post o nos parece que no seremos capaces de hacer eso, pero cuando observamos nuestra vida objetivamente como un ente aparte podremos dar solución a todo lo que nos aqueja.
Es como miramos la vida de nuestros amigos o conocidos y tenemos una solución eficiente para ellos y los aconsejamos con las cosas que deben hacer, simplemente porque estamos observando objetivamente e inmediatamente nos damos cuenta de la solución del problema.
Sé que aplicar esto en nuestra vida no es fácil y no sucederá de la noche a la mañana pero si nos mantenemos firme al llegar la tormenta, el invierno, los momentos malos sabremos cómo salir adelante y transformar todo aquello que nos hace infeliz.
An Medina