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La sanación del perdón



“Aferrarse al odio es como tomar veneno y esperar que la otra persona muera”-Buddha.

Esta frase de Buddha es la mejor forma de poder explicarles el daño increíble que nos hacemos a nosotros mismos cuando odiamos o nos quedamos con resentimiento.

De seguro aquí muchos pensarán pero si me hicieron esto o me hicieron aquello eso no puedo perdonarlo jamás, pero lo que debemos entender que el daño hecho está y que si no quieres que eso que te hicieron te siga destruyendo necesariamente debes perdonar.

El perdón alivia la carga de un pasado doloroso y permite continuar adelante con la sensación de un bienestar interno. Por eso debemos perdonarnos y perdonar, tanto así mismo como a los demás para generar sensación de plenitud y bienestar.

El perdón nace de una decisión interna de alejarnos de la ofensa y el rencor. El que perdona ganará paz en su alma. Su gran desafío a partir de perdonar será concentrarse en evolucionar, en dejar de repetir los hechos de su pasado.

Sé que es muy difícil perdonar y que muchas veces nos dejamos cegar por el dolor y todo este revoltillo de emociones que nos mantienen cerrados, amargados y muy tristes.

Cuando atravesamos por estas duras circunstancias el paso más importante que debemos dar es el perdón porque es lo que nos permitirá sanar y mejorar nuestros días, por ello te dejo un práctico y simple ejercicio para empezar a aplicar en este momento tan difícil.

Una de las técnicas más efectivas consiste en imaginar a esa persona y manifestarle como si estuviera delante de ti y decirle: “Te perdono”.

Sí, así de simple…

Quizá el primer día, el segundo, el tercero, no sientas que tus emociones negativas te hayan abandonado. Pero, el éxito de esta técnica consiste en seguir intentando, no abandones, sé constante y pronto comprobarás que en un momento ya no vas a sentir todo ese peso que te domina. Porque al perdonar, habrás sacado de tu sistema nervioso el efecto negativo de lo que pasó.

Lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos es dejar de ser prisioneros de los resentimientos y recordar que el sentido de nuestra existencia reside en amarnos tanto a nosotros mismos como para dejar de sentir rechazo o emociones bajas por los demás.

También debemos comprender que el ingrediente principal para lograr esto es la ACEPTACIÓN, que te llevará a entender que lo que pasó ya pasó, lo que fue y lo que podría ser ya no existe. Sólo tienes este presente y es lo que debes transformar.

Al perdonar se disuelve la culpa y la ira, dos emociones extremadamente nocivas, que te enferman, te deprimen, te llenan de soledad. Y tú mereces mucho más que eso.

Cada una de las personas, experiencias y situaciones, sólo llegan a enseñarnos y mostrarnos de que somos capaces, que tan fuertes o débiles somos, y sobre todo que tanto podemos llegar a amarnos.

Para mejorar tu proceso de perdón, debemos trabajar duro y por eso es que se nos hace tan difícil, porque a nuestra mente le encanta vivir en el eterno papel de víctima, el ¿por qué yo? ¿Por qué a mí? ¿Qué hice mal? Y lo principal es entender que tú no tienes nada malo, no se trata de tus defectos ni lo de las otras personas, es algo que viniste a experimentar y que definitivamente debes aprender para no conservar el patrón de lo sucedido en tu vida.

Perdonar se trata de sanar y mejorar una vez que entendemos que la vida siempre es para adelante.

Entonces, deja este peso atrás y empieza a comprender que por derecho tu vida mejorará.

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