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La Vida que yo escogí



"Yo creo que elegimos a nuestros padres. Creo que hemos decidido encarnarnos en esta tierra en un momento y un lugar determinados. Hemos venido aquí a aprender ciertas lecciones que nos permitan avanzar en nuestra senda espiritual y evolutiva. Creo que escogemos nuestro sexo, el color de nuestra "piel y nuestro país, y luego buscamos específicamente los padres que favorezcan

nuestro trabajo espiritual en esta vida.

Todo aquello con que nos enfrentamos es un pensamiento, y los pensamientos se pueden cambiar. Sea cual fuere el problema, tus experiencias son los efectos externos de algo interno: tus pensamientos. Incluso el odio a uno mismo es una idea que uno tiene de sí. Esta idea produce un sentimiento, y uno acepta ese sentimiento. Pero si no tuviéramos la idea, no tendríamos el

sentimiento. Los pensamientos se pueden cambiar. Cambia el pensamiento y el sentimiento desaparecerá.

El pasado no tiene poder sobre nosotros. No importa cuánto tiempo nos hayamos pasado siguiendo una pauta negativa. Podemos liberarnos de ella en este momento.

Tanto si lo creemos como si no, somos nosotros quienes escogemos nuestros pensamientos. Quizás habitualmente pensemos una y otra vez lo mismo, de modo que no parece que estemos eligiendo nuestros pensamientos, pero en su momento hicimos la opción original. Podemos negamos a pensar

ciertas cosas. ¿Cuántas veces te has negado a pensar algo positivo sobre ti mismo? También puedes negarte a pensar algo negativo sobre ti mismo... Aún estás a tiempo"- Louise L Hay.

La mayoría de las personas han pasado tiempo, en algún u otro momento de sus vidas, tratando de entender cuál es la relación entre el libre albedrio y el destino, si es que existe alguna, tratando de encontrar equilibrio y balance a la pregunta de si los acontecimientos que aparecen en nuestra vida están predestinados o si por el contrario todo depende de nuestras decisiones.

Si uno no cree en la reencarnación, está fuera de toda compresión lo que les explico el día de hoy. Tras haber muerto, uno se encuentra en el plano astral teniendo que revisar su vida y sus actos.

¿Hemos cumplido lo que nos habíamos propuesto en esta vida? ¿Hemos aprendido lo que queríamos aprender?

Nuestra conciencia hace revisión de los hechos y lecciones aprendidas y prepara el nuevo "plan de estudios y acción" para la próxima encarnación. Elegimos a nuestros padres según sus cualidades y su situación social, y según el entorno en el cual creemos más conveniente nacer para poder llevar a cabo los planes que nos proponemos. También elegimos a los compañeros y personas más importantes en nuestra vida que nos acompañaran a lo largo de ella.

Nuestro YO superior (nuestra conciencia, alma, esencia, etc.) elige entonces las situaciones y eventos por las que habremos de pasar SI o SI para llevar a cabo nuestro nuevo propósito y las prepara para que acaben llegando a nosotros en momentos clave de nuestra vida. Estos eventos están PREDESTINADOS y son los pilares que harán que al final de esta nueva encarnación, podamos evaluar o no si hemos aprendido y realizado aquello que nos proponíamos.

La forma más adecuada de representar nuestra vida se asemeja a un laberinto con múltiples opciones. Hay una entrada (cuando nacemos) y hay una salida (cuando morimos). Nuestro YO superior pondrá en nuestro camino eventos predestinados y nos ira guiando para que vayamos llegando a ellos y superándolos. Cuanto tiempo tardamos, y que camino escogemos para ir de un sitio a otro es cosa nuestra (el libre albedrio). Dependiendo de nuestras acciones y decisiones, nuestro YO superior ira haciendo ajustes para que según el recorrido que vayamos tomando estos eventos importantes de nuestra vida acaben llegando hasta nosotros de una manera u otra.

Uno puede encontrarse etapas del camino donde se encuentre tan a gusto que es posible que decida que ahí es donde se quiere quedar. No hay problema, por cuanto es nuestra decisión y seremos nosotros quien evaluaremos al final si fue una buena decisión o no. Lo que no cumplamos en esta vida quedara para la siguiente (si así lo decidimos). De todas maneras, nuestros guías y nuestro YO superior estará siempre mandándonos señales y empujándonos en cierta forma (hay un cierto límite en cuanto pueden influir en el plano físico, por cuanto su energía es mucho más fina y por cuanto nuestro libre albedrio está por encima de ello), para que cumplamos aquello que nos propusimos al reencarnarnos.

Si prestamos atención a nuestra vida, empezaremos a notar coincidencias, cosas que ocurren al azar en el momento más adecuado. Esto se denomina sincronicidad, y son eventos y situaciones puestas por nuestros guías y nuestro YO superior para ayudarnos a avanzar hacia nuestros objetivos. Si hacemos caso a las señales, llegaremos rápido y de forma fácil a todos los puntos rojos. Si pasamos de ellas (o no nos damos cuenta), es posible que pasemos más tiempo encontrando callejones sin salida, o hagamos un recorrido más largo de lo que podríamos haber hecho, para llegar de un punto a otro. Para saber reconocer las señales hay que estar simplemente atentos a esas intuiciones, a esas personas que nos encontramos de repente y que nos dicen tal o cual, a esos libros que nos llegan a las manos, etc. Hay mil formas de recibir un mensaje. Cuanto más aprendemos a reconocerlos, más patentes se hacen y más a menudo somos capaces de reconocerlos. La segunda parte consiste en actuar en consecuencia. De nada sirve que nos indiquen y aconsejen por donde ir si luego tomamos el camino contrario.

Sólo el hecho de decidir ya es algo positivo. No existe una decisión mala, por cuanto no decidir implica no moverse del punto del laberinto en el que nos encontramos. Por eso, no importa cuál sea la decisión que tomemos, está siempre será correcta. Cuando estamos delante de una encrucijada, de dos o más caminos distintos, es muy posible que más de una decisión sea buena para alcanzar nuestros objetivos (llegar a un punto rojo importante), y que otras nos hagan dar algún rodeo, pero nuestro YO superior nos ayudara a que en el camino en el que estemos, aparezcan las lecciones que debemos superar.

Si entendemos la vida como un camino hacia delante, con una serie de objetivos diseñados de antemano por nosotros mismos antes de nacer y con libre albedrio para decidir cómo llegar a ellos, entonces uno comprende la necesidad de entender claramente cuáles son esos objetivos, cual es nuestra misión en esta vida y de qué forma podemos aprender a leer las señales que nos irán acercando a los eventos más importantes por los cuales hemos de pasar.

Sea cual sea nuestro objetivo en esta vida, lo importante es seguir siempre hacia adelante, disfrutando del camino, y cuando las cosas no van bien, pararse y preguntarse si es que hemos llegado en nuestro laberinto particular a un punto en el cual debemos andar un poco para atrás y retomar otra senda. En todo caso, en cada encrucijada nos esperan nuevas sorpresas y nuevas lecciones, y a veces los obstáculos no son más que pequeñas vallas para que aprendamos a saltarlas, ya que detrás de ellas se encuentra una situación mucho mejor.

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