Suele sucedernos que nos atamos demasiado a relaciones que ya no nos convienen, a personas que ya nada nos aportan o merecen. Y pasamos literalmente del amor al odio, generando situaciones duras, dolorosas y de mucho sufrimiento porque no sabemos cómo colocarle fin a la relación.
Tenemos que aprender a decir adiós, a cuidar de nuestro futuro protegiéndonos de futuros engaños, lamentos y frustraciones.
Decir adiós es difícil muy difícil, porque no es algo que se haga por placer, pero sí por nuestro propio bien. Saber decir adiós es saber hacerse valer. Es entender que en tu vida mereces mucho más que eso que estas aguantando por no creerte ni tú mismo que te mereces algo muchísimo mejor en tu vida.
Es duro tener que poner un punto y final.
Unas de las situaciones más difíciles que se nos presenta en la vida, son los finales, o mejor dicho, las renuncias. Ese momento en que tenemos que parar la maquinaria mental y emocional, hacer una pausa, respirar y pensar en los contextos en los que estamos inmersos y tomar una decisión.
Es duro darse cuenta de que hay que tomar elecciones que abren abismos, dejan historias truncadas, o ponen fecha de caducidad a las relaciones.
Pero sin duda alguna, cuando la situación es insostenible es mejor decir adiós.
Es triste cuando llega el momento en que tenemos que evocar la sabiduría y aceptar que el adiós es el remedio más eficaz. Porque lo que tenemos que entender que todo eso malo que nos está sucediendo no es para que sigas aguantando simplemente es para sacarlo de tu vida, porque ninguno de nosotros vino al mundo a aguantar sufrimientos, todos estamos en este mundo para ser feliz porque nos lo ganamos y lo merecemos… Así de simple.
Aprender a decir adiós, implica mucho más que terminar una relación, pues supone para nosotros reconocer que hay situaciones de la vida, infortunios, y dificultades que se nos escapan de las manos.
Decir Adiós es soltar, es dejar fluir lo que se ha estancado en a lo largo de nuestra vida; en otras palabras, es dejar de invertir energía en resistir, en creer que no es cierto, en evadir y en buscar miles de formas de evitar la realidad.
Para saber decir adiós, hay que saber empezar reconocer la realidad.
Debemos ser conscientes de las cosas que nos hacen bien o mal, es un paso importante en la madurez personal, y estoy segura que es uno de los pilares para construir nuestra felicidad.
No decimos adiós por gusto sino por deber.
Ilustración: Lepka N.A
Un adiós a tiempo previene futuros lamentos. Aprender a decir “basta”, “hasta aquí”, y “adiós”, son formas de protegernos unos a otros de posibles daños.
Saber decir adiós y soltar lo que tenemos son hábitos saludables que nos pueden facilitar la plenitud y satisfacción personal y social.
Y como decía Gustavo Cerati en su canción Adiós: “Poder decir adiós es Crecer”.