
Tenemos la creencia de que nos sentimos bien o mal en función de lo que nos pasa, y no nos damos cuenta que lo que define esto es lo que pensamos al respecto.
Nuestros pensamientos son la raíz y motor de nuestras emociones, y ellas son las que nos impulsan a actuar de una manera determinada.
Cuando aprendemos a conocer nuestros pensamientos y entendemos que podemos tener acceso directo a ellos, podemos convertirlos fácilmente en nuestros propios aliados.
Quizás ahora no sea fácil de entender, pero podríamos empezar a reconocerlos, lo primero es mantener la calma, no ser tan reactivos ante la situación, poder reconocer que tipo de pensamiento es el que nos viene cuando sucede algo que nos descontrola, es poder identificar ese factor que nos hace explotar como un volcán ante aquello que no nos esperamos y transformarlo a nuestro favor.
¿Lo entiendes?
Podemos controlar y provocar nuestras emociones, podemos sentirnos felices o infelices decidiendo si construimos pensamientos a favor o en contra de cualquier evento que nos suceda.
Necesitarás un poco de tiempo y mucha determinación de tu parte para transformar tu manera de ver y reaccionar. Tú puedes decidir, si quieres sentirte mal y provocar situaciones molestas, agredirte o enfermar tú ya sabes cómo hacerlo, simplemente tienes que seguir pensando de la forma que lo haces ahora.
En tus propias manos está el poder de sanarte y transformarte. Porque sólo debes romper la vieja estructura de tu mente y construir una nueva manera de manejar los pensamientos y situaciones.
Entonces, aquí te indico como iniciar este proceso de crear una nueva estructura de pensamientos para ti.
Una vez detectado el pensamiento lo cortas en seco. Respiras profundamente y procedes a preguntarte lo siguiente:
¿Es este pensamiento real o estoy tergiversando la realidad?
¿A qué le tengo miedo?
¿Cómo me beneficio sintiéndome así? ¿Obtengo algún beneficio con ello?
Es muy frecuente que al reflexionar encontremos que dichos pensamientos son irracionales, que no se ajustan del todo o para nada con la realidad, que son más bien producto de nuestra fantasía, frustración, rabia, carencia, etc.
La luz de la comprensión disipará la necesidad de crear ideas distorsionadas. Reflexionar nos conduce a ver la realidad y cambiarla.
Pero, otras veces ocurre que los pensamientos son racionales y que se ajustan perfectamente con los hechos, ocasionando un gran y prolongado sufrimiento. En este caso también cortamos en seco.
No se trata de evadir pero tampoco de hundirnos emocionalmente, porque:
¡Lo que es, es como es!
Así que, pregúntate entonces,
¿De qué me sirve y a dónde me lleva la repetición absurda de pensamientos con lo que me acontece?
¿Tiene solución? ¿Cómo puedo solucionarlo?
¿Necesito ayuda? ¿A quién pedírsela?
Si… Si… Si, lo sé, aquí viene nuestra frase célebre “se lee fácil, pero es difícil”, y claro que es difícil, porque estarás terminando un viejo patrón y comenzando uno nuevo.
Sólo de TI, depende que todo pueda cambiar, todos los seres humanos somos exactamente iguales, ninguno es mejor que otro, lo único que nos diferencia a uno de otros, es la manera de ver las situaciones y de cómo reaccionamos a ellas, tú puedes aprender a hacerlo.
No esperes más, empieza a trabajar en ti y transforma lo que te tiene viviendo así.
Quién me enseñó esta manera de ver y sentir mis pensamientos alguna vez me dijo:
“Durante todo el proceso de una hoja cuando se seca, la mata le envía su sabia para alimentarla hasta que naturalmente se cae, quitando lo que ya está seco y lo que está enfermo, esto permite que la mata pueda concentrar toda su energía en su desarrollo y los nuevos brotes que están por llegar, olvida lo seco porque ya no es parte de ella”
Me gusta esta metáfora, porque es en lo nuevo y en lo que está que debemos concentrar toda nuestra energía.
A medida que aprendamos a soltar y transformar los pensamientos podremos cambiar nuestra propia historia.
¡Todo Cambia… Hazlo tú También!